Lo más positivo que se trajo el Cádiz de Lepe estuvo fuera del terreno de juego. Los incondicionales cadistas que ayer se acercaron a tierras de la provincia de Huelva disfrutaron de unas horas de convivencia con los seguidores del San Roque en los aledaños del campo. No hay nada como compartir una degustación gastronómica para unir los corazones de dos aficiones que se entregaron fuera y dentro del Municipal. Los bares cercanos al campo de fútbol hicieron su agosto con la visita de 300 gaditanos que disfrutaron del almuerzo antes de sufrir otra decepción.Los aficionados amarillos asistían sorprendidos a la salida de su equipo al terreno de juego. "¿Dónde está el Cádiz? ¿Nos hemos equivocado de campo?", se preguntaban con guasa uno cuantos gaditanos cuando vieron a su equipo vestido de rojiblanco y con rayas horizontales al más puro estilo del rugby. Del sobresalto por los colores de la equipación del Cádiz pasaron los seguidores a la desesperanza al comprobar cómo el viaje hasta Lepe estaba resultando en balde.La hinchada cadista se caracteriza por su constante aliento a su equipo cuando juega a domicilio. Los gritos de ánimo apenas se percibían frente a la ruidosa afición local, que demostraba por qué su campo es un fortín que nadie hasta ahora ha conseguido asaltar. Los leperos apretaban de lo lindo y estallaban de júbilo tras el pitido final. Su equipo había tumbado a uno de los cocos del grupo.
FOTO: DIARIO DE CADIZ
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