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jueves, 15 de marzo de 2012

ARI ARI ARI AULESTIA LEHENDAKARI por MARCA.COM



ar ari ari, Aulestia lehendakari!’. El grito de guerra no procede del corazón de Vizcaya, sino de los pulmones de la Tacita de Plata. El Carranza se encomienda al protector del ‘Submarino’ para ser el segundo equipo menos goleado de las tres primeras categorías.
Oinatz Aulestia (Ondárroa, 1981) busca en el templo amarillo del fútbol español lo que no pudo lograr en el Real Oviedo, jugar en Segunda división. De momento, su primer año en Cádiz no puede ser más fructífero. El equipo es primero de grupo y él se erige en el ‘Súper Zamora’ de España, el portero con mejor coeficiente de entre los que juegan habitualmente entre Primera, Segunda y Segunda B: 0,63. En total, 17 goles encajados en 27 partidos. El Mirandés encaja menos goles, pero sus arqueros se reparten los partidos.
“Atribuyo esto a que el equipo trabaja muy bien defensivamente, todos son solidarios, pero sobre todo a tener mucha posesión de balón”, introduce Aulestia. El portero es consciente de que “todavía queda mucho” para que el Carranza se vuelva a engalanar para las grandes noches, pero él ya echa un ojo a los líderes de los otros grupos.
Sólo se concibe el ascenso
No hace falta que la gente le explique para qué vino a Cádiz, el arquero sabe que sólo hay una meta: “Todos los que hemos llegado este año lo hicimos con el único objetivo de ascender”. El vasco se siente querido en las gradas del Carranza “desde el primer momento”.
Aulestia ha dejado buenos amigos en Oviedo, donde jugó cuatro años. Desde la otra punta de España les sigue: “Empezaron mal, pero han ido subiendo puestos”. El idilio con su antiguo club se rompió por fricciones “con el director deportivo” y por temas puntuales que no le gustaron. El portero reconoce que la afición oviedista ayuda como pocas tanto fuera como en casa. Sin embargo, el destino ha querido que fuese a parar a un equipo con otra de las hinchadas más animosas, la del Cádiz. Ahora ambas gradas no sólo comparten la ansiedad por volver al lugar que les pertenece. Un ‘lehendakari’ ejerce de cordón umbilical entre sus sueños.

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